Por: Fernando Cárdenas E.
Los modelos de negocios de muchas
de las grandes empresas de tecnología tienen un componente que la legislación
actual anti-monopolio no sabe manejar. Los efectos de red, es decir, los
efectos que en el caso de las plataformas tecnológicas, hacen que la utilidad
de los usuarios aumente con el aumento en otros usuarios o en complementos al
servicio o producto. Estos efectos de red refuerzan la ventaja competitiva y en
algunos casos pueden hacer que las plataformas alcancen niveles de
participación de mercado muy elevados. Esto ha hecho que los grandes titanes de
la tecnología hayan crecido mucho en comparación con el resto de las empresas
en la economía y que su influencia llegue a ser desmedida a nivel del día a día
de los usuarios.
¿Vale la pena regular el poder
que han alcanzado estas empresas? ¿Seria justo? ¿Qué impacto podría tener esta
intervención sobre la innovación?
Un artículo del MIT Sloan
Management Review analiza diferentes formas de prevenir monopolios sin afectar
la innovación.
Google hoy en día tiene cerca del
80% de participación en el mercado de búsquedas, alrededor del 65% en el mercado de browsers de
navegación y casi 90% de los sistemas operativos móviles. Amazon supera el 30%
de participación en el negocio de cloud hosting, mientras que cerca del 80% de
los sistemas operativos de los computadores son de Microsoft.
Con esta escala y poder de
influencia, además de información, estas empresas se han convertido en
cuasi-monopolios. ¿Deberían entonces ser de laguna manera reguladas?
Pero si son reguladas, esto
podría afectar los incentivos de las empresas y los emprendimientos para
innovar. El tema es mucho mas complejo que para el caso de las empresas
tradicionales. El profesor de MIT John Van Reenen afirma que las entidades de
regulación están mirando con cuidado este tema debido a que la dinámica de la
economía ha cambiado radicalmente en los últimos años.
El surgimiento de las mega-empresas
con modelos de plataforma como Google, Facebook y otros, ha hecho que debido a
los efectos de red, estas empresas alcancen participaciones de mercado muy
altas comparadas con empresas de sectores tradicionales. A su vez estas participaciones
han permitido el acceso a grandes cantidades de información de los usuarios, que
a su vez ayuda a que continúen dominando el mercado. El manejo de esta
información es también fuente de preocupación por parte de las autoridades pues
como en el caso de Facebook, ya hay antecedentes de uso indebido de ésta.
Sin embargo, regular estas mega
empresas podría afectar la innovación.
El profesor emeritus de MIT, Richard Schmalensee, dice que los métodos
tradicionales de regulación no funcionan para el caso de las firmas de
tecnología y que pueden tener un efecto negativo sobre la innovación. Los controles de precio no hacen sentido en
estos casos y los intentos de partir las empresas tienen pocas probabilidades
de generar los resultados esperados. Partir una compañía como Facebook en
partes, puede dañar el modelo de negocios en el que el tamaño de la red es
fundamental para cumplir la propuesta de valor a los usuarios, afectando a
estos.
De todas maneras hay algún tipo
de regulación antimonopolio que debe considerarse. Por ejemplo las decisiones
relacionadas con fusiones y adquisiciones, según Schmalensee, pueden servir para que las
grandes compañías compren a las pequeñas que en el futuro podrían ser sus
competidoras. Adquieren su tecnología y al mismo tiempo eliminan una amenaza
competitiva en el futuro.
Una política antimonopolio en
este sentido sería diferente de la actual para las empresas tradicionales.
Normalmente estas políticas estudian el impacto de corto plazo sobre los
precios y los consumidores. En este caso el análisis seria mas complejo, al
investigar el potencial impacto futuro sobre los mismos. Un ejemplo de esto
según Van Reenen seria la adquisición de Instagram por parte de Facebook. Este
tipo de transacciones deberían llamar la atención de los reguladores. Para esto
se necesitan complejos análisis de los efectos competitivos a futuro, en lugar
de los análisis actuales sobre el efecto de corto plazo en los consumidores.
Si las fusiones y adquisiciones
bloquean la competencia futura. Estas también pueden afectar negativamente la
innovación. Por lo tanto una mejor regulación que evite estas transacciones
tendría un efecto positivo sobre la innovación. Si por el contrario, pensamos
en los incentivos que tienen los emprendedores para innovar y la expectativa de
retorno de esas iniciativas. Si la regulación afecta excesivamente la
posibilidad de que un emprendimiento sea comprado, esta podría afectar
negativamente la innovación.
Como se puede deducir claramente,
el tema no es simple. Una posible aproximación sería darle la carga de la
prueba al empresario que adquiere al emprendimiento. Es decir, la empresa sería
la que tendría que construir y defender el caso de que la adquisición beneficia
al mercado, a los consumidores y a la innovación. Hoy son las autoridades las
que tienen que comprobar lo contrario.
Las autoridades en los Estados
Unidos han sido más benevolentes con los gigantes tecnológicos, mientras que
los reguladores en la Union Europea han sido más exigentes, llegando hasta
multar a estas compañías por violación de las leyes anti monopolio o por afectar
la privacidad de los usuarios.
CONCLUSIONES
Los problemas anti monopolio de
hoy son diferentes a los de las industrias tradicionales.
Las autoridades tienen un reto
muy complicado para definir cuales son las normas y los niveles de intervención
para proteger la competencia y los consumidores. Evaluar los efectos futuros de
las fusiones y adquisiciones no es simple pero juega un papel determinante en el
entorno de negocios. Sin embargo, es necesario ser muy cuidadosos en la
intervención. Un exceso de regulación sobre las transacciones de este tipo
puede afectar los incentivos de los emprendimientos para la innovación y podría
ser injusta sobre la capacidad de las compañías para construir ventajas
competitivas aprovechando los efectos de red. Poca intervención podría hacer
que las grandes empresas tecnológicas eliminen su competencia futura y afecten
a los usuarios.
La mayoría de las leyes
antimonopolio se enfocan en evitar que las empresas alcanzan sus posiciones
dominantes de forma inadecuada. Ahora será necesario que se tengan en cuenta no
solo las practicas para alcanzar esta posición sino también garantizar que no
utilizan esa posición en detrimento de los consumidores. Es por lo tanto
fundamental que las autoridades desarrollen mejores herramientas para entender
los efectos futuros de la competencia y su impacto sobre la innovación a
diferencia de los análisis tradicionales sobre precio y sobre los rivales
existentes.
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