Nuestra desindustrialización prematura
Por: Fernando Cárdenas E.
La
revolución industrial y la industrialización de las economías fueron las que
facilitaron el desarrollo de los países Europeos y de los Estados Unidos. Fue
también la industrialización la que propulsó el crecimiento de los países
asiáticos. Sin embargo nuestros países latinoamericanos parecen no haberle
apostado a ese mismo modelo para su desarrollo.
En
vista de mis inquietudes acerca de este tema, el profesor de desarrollo
económico de EAFIT Thomas Ghoda me recomendó leer un interesante artículo escrito en el
2015 por Dani Rodrik, profesor del Kennedy School of Government de Harvard.
Este artículo muestra la tendencia resiente y significativa de desindustrialización
prematura de nuestras economías. Según explica Rodrik, los países en desarrollo como Colombia y otros latinoamericanos
se están quedando sin oportunidades industriales y esto está sucediendo mucho
más rápido de lo que se ha visto en países hoy desarrollados cuando recorrieron
sus sendas de crecimiento. Qué implicaciones puede tener esto para nuestras
economías? Qué deberíamos haber hecho o podemos hacer para evitar esta desindustrialización
prematura?
La
investigación de Rodrik, muestra como los países en desarrollo han venido
reduciendo la participación de valor agregado industrial dentro de su PIB desde
los 80s. Es normal que cuando las
economías desarrolladas alcanzan un nivel alto de ingresos per capita, la
participación dentro del PIB de los productos manufacturados decline y la de
servicios aumente. Sin embargo, en los países en desarrollo, este fenómeno de
desindustrialización se está presentando en forma prematura, a unos niveles aun
bajos de ingreso per capita y sin haber desarrollado aun una estructura de
industrialización importante.
No
se conocen experiencias de países que hayan logrado aumentar en forma
considerable sus ingresos per capita sin haber pasado primero por un proceso
relevante de industrialización. Es este proceso de industrialización el que ha
ayudado a Gran Bretaña, Estados Unidos y Alemania ha desarrollar sus economías
y a aumentar sus ingresos. Mas recientemente
los casos de Japón y luego Taiwan, Korea del Sur y Singapur muestran
exactamente el mismo efecto de la industrialización en el desarrollo y
crecimiento de sus economías.
La
desindustrialización en los países desarrollados se debe al aumento de la
productividad y al desarrollo tecnológico que causan un desplazamiento de los puestos
de trabajo en la industria, disminuyendo el porcentaje de empleo en este sector
pero no su participación el el PIB. Éste no parece ser el fenómeno que está
ocurriendo en los países en desarrollo en donde tanto el empleo como la
participación de la industria en el PIB, caen. Como la mayoría de los países en
desarrollo tienen mercados internos pequeños, gran parte del desarrollo de sus
industrias depende entonces del acceso a los mercados internacionales y de
algún tipo de política industrial por parte de sus gobiernos, que las impulse.
Los
resultados del estudio de Rodrik muestran diferencias inquietantes en los
modelos de desarrollo y en los procesos de desindustrialización entre los
diferentes grupos de países. En los países desarrollados la
desindustrialización ha disminuido la participación del empleo industrial
dentro del empleo total, pero no ha afectado en forma importante la
participación del valor agregado industrial como porcentaje del PIB. En los
países Asiáticos, la mano de obra y el
producto de manufactura han aumentado en los últimos tiempos como proporción
del empleo total y del PIB. Este grupo
de países ha sido capaz de aprovechar las ventajas de la industrialización para
mejorar su ingreso y acelerar su crecimiento. Pero como lo muestra Rodrik con
cifras, la región en la que la desindustrialización anticipada ha tenido el más
funesto impacto, es Latinoamérica, con la peor reducción en empleo y en valor
agregado industrial dentro de sus economías.
Es
posible concluir que los países que han tenido políticas activas de
industrialización, que han abierto mercados y han construido y aprovechado
ventajas comparativas en manufactura (aumentos en productividad o progreso
tecnológico) han logrado evitar reducciones en la participación industrial
dentro del PIB. Esta participación de la manufactura ha demostrado tener un
importante impacto sobre la productividad de los países y consecuentemente
sobre su crecimiento. La desindustrialización prematura de los países
latinoamericanos afecta las fuentes potenciales de crecimiento, incrementa la
informalidad y aumenta la dependencia de los variables commodities.
Lo
expuesto por Rodrik nos debería poner a reflexionar seriamente sobre nuestro
modelo de desarrollo. Es claro que los países latino americanos no se van a
desarrollar a partir de los commodities,
ni estamos en los niveles de ingresos y de industrialización para que nuestro
desarrollo se base en servicios. Tenemos que aprender de la historia y de las experiencias
de los países exitosos. Los hoy desarrollados países Europeos, Estados Unidos y
los más recientes casos asiáticos nos demuestran que tenemos que volver al
camino de la industrialización.
En
mi opinión, estudiando el desarrollo de estos países y con lo aprendido en la
clase de desarrollo económico: ¿Qué deberíamos haber hecho, no hicimos y es
posible que aun hagamos?
Deberíamos
haber aprovechado y aun podemos hacerlo cuando se vuelvan a presentar, los
booms de commodities, como las bonanzas cafeteras y más recientemente
minero-energéticas, para invertir en infraestructura, bienes de capital
industriales y educación. Esta última enfocada especialmente en temas de
ingeniería y tecnología. Dirigir el gasto público, incluyendo el militar, al
desarrollo de la industria local. Mantener políticas macroeconómicas e
instituciones estables que faciliten la inversión y el crecimiento. Crear una
entidad autónoma especializada en política industrial, independiente de los
grupos políticos y de los empresarios amigos del status quo, que diseñe e
implemente políticas de apoyo a la industria con incentivos ligados a metas de
productividad.
Por ultimo pero no menos importante,
deberíamos ser realistas, aprender de las experiencias exitosas, no pretender
cosas imposibles, ni saltarnos etapas que han demostrado ser esenciales para el
crecimiento. Dedicar pacientemente, paso a paso, los esfuerzos para construir
las competencias y reputación necesarias, y poder así convertirnos en un país
desarrollado por medio de la industrialización.
Fernando. Como siempre, muy acertadas tus ideas. Gracias por compartirlas con nosotros.
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