Crecer
hace perder el arte de pensar
Por:
Fernando Cárdenas E.
Hace
pocos días me encontré un excelente artículo de mi profesor de marketing Duncan
Simester, que me puso a pensar. Duncan
afirma que muchos ejecutivos en las empresas grandes han perdido el arte de
pensar. Gran número de ellos ha progresado en sus organizaciones por lo que
llamamos habilidades de ejecución. Desafortunadamente, son esas mismas habilidades
que los hicieron progresar las que les producen un sesgo en su comportamiento,
que hace que prefieran actuar que pensar.
Por
qué pasa esto? Que deberían hacer para evitarlo?
Según
Simester, muchos ejecutivos están programados para trabajar en modo solución.
Los incentivos durante su crecimiento profesional han estado direccionados a la
ejecución rápida de soluciones y no al pensamiento estratégico del negocio. Cuando se les pregunta por qué es esa la
situación, la mayoría responde que se debe a que no tienen tiempo para pensar.
Cómo
llegamos a este punto? La respuesta es el excesivo énfasis en ejecución que
tienen las grandes organizaciones. Las empresas crecen y se vuelven grandes con
base en la replicación y el escalamiento de modelos de negocios que han probado
ser exitosos. Ésto requiere de un
sistema de trabajo altamente eficiente y estandarizado y para que un ejecutivo sea
exitoso en este entorno debe tener un foco preponderante en la ejecución. Pero
entonces quien va a diseñar los nuevos modelos de negocio en estas
organizaciones? Si estos ejecutivos
exitosos en replicar el modelo de negocios y con excelentes habilidades de
ejecución son los promovidos, quien va a pensar estratégicamente?
Según
mi profesor de marketing, el objetivo del pensamiento estratégico es encontrar
los “insights” estratégicos del negocio. Cuáles son los mercados en los que se
debe competir y cuáles son los que se deberían evitar. Estos “insights”
describen las fronteras que separan los mercados atractivos de los no
atractivos y para encontrarlos es necesario dedicar tiempo a pensar, empezando
desde conocer y escuchar a los clientes y los consumidores. Es necesario
cuestionar y cambiar los supuestos, crear nuevas hipótesis y ensayarlas en el
mundo real. Los ejecutivos de las empresas necesitan dedicar tiempo a este tipo
de pensamiento, además deben aprender a sentirse cómodos con la ambigüedad y con
la incertidumbre. Deben evitar la tentación de validar todo antes de empezar a
experimentar.
Cómo
hacer para que los líderes de las grandes organizaciones encuentren tiempo para
pensar y acepten el mundo actual de incertidumbre y ambigüedad? Según Duncan
Simester la clave está en saber delegar. Cuando los líderes son forzados a
delegar pueden dedicar más tiempo al pensamiento estratégico y los equipos de
trabajo a cargo de la ejecución suelen sentirse más motivados. Otra medida
complementaria a la delegación es la de crear espacios de pensamiento. Por
ejemplo, separar en la agenda una tarde a la semana para pensar
estratégicamente. Sin embargo, en mi opinión, estas dos propuestas resuelven
solamente el problema de disponibilidad de tiempo para pensar. Que hacer para
ayudar a los ejecutivos a que se sientan cómodos con la incertidumbre? Mi sugerencia es la creación de una cultura y
un ambiente con incentivos que premien la experimentación. Forzar a los ejecutivos a que salgan de su
zona de confort, para pasar a la zona en donde la magia ocurre.
Será
que sus ejecutivos han perdido el arte del pensamiento? Será que en sus compañías se
están premiando exclusivamente las habilidades de ejecución? Se están creando
incentivos y culturas apropiadas para manejar la incertidumbre y experimentar? Estamos en la zona de confort o adonde la
magia sucede?
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