Lecciones
del Nobel de Economía para Latino América
Por:
Fernando Cárdenas E.
El
13 de Octubre de este año el economista francés Jean Tirole fue galardonado con
el premio Nobel de economía. Tirole,
Doctor en economía del MIT y hoy profesor del Toulouse School of Economics, fue
premiado por su contribución al estudio de los monopolios, las empresas con
poder dominante y el papel que los gobiernos deben jugar para controlar sus
efectos negativos en los mercados. “Tirole ha aclarado la manera de entender y
regular los sectores en los que hay unas cuantas empresas poderosas",
manifestó la Real Academia Sueca de Ciencias.
Qué
podríamos aprender en nuestros países sobre los estudios realizados por Tirole?
Hasta qué punto nuestros gobiernos deberían intervenir en los mercados? Cómo
afectan los comportamientos de las compañías con poder dominante el bienestar
general, a sus proveedores, a sus clientes y a sus competidores?
Tirole,
ha desarrollado modelos rigurosos para entender en forma realista los
comportamientos e implicaciones de los monopolios y los poderes dominantes
facilitando su análisis y generando recomendaciones acerca de cómo se deben
regular en beneficio del bien común. Como consecuencia de esto, los gobiernos y las
autoridades de regulación y control de muchos países, están más alerta a los
daños potenciales que este tipo de estructuras de mercado pueden generar en sus
economías.
Uno
de los avances más importantes del Nobel tiene que ver con la modelación de “la
captura regulatoria”. Está es una forma de corrupción política que se da cuando
una agencia regulatoria, en lugar de actuar en el interés común, apoya los
intereses de aquellos que dominan la industria o el sector que la agencia
debería regular.
Los
monopolios y poderes dominantes disminuyen las alternativas de decisión de los
consumidores, reducen los incentivos para innovar y controlan la oferta afectando
los precios y a la sociedad en general.
Al
afectar los precios y reducir la variedad y cantidad de productos y servicios
en los mercados, estos poderes dominantes, imponen desde el punto de vista de
los consumidores el equivalente a un impuesto que en lugar de ser recaudado por
los gobiernos, va a parar al bolsillo de los empresarios.
Los
poderes dominantes a la compra o los monopsonios pueden dictar las condiciones
a sus proveedores, incluyendo el mercado laboral de la misma manera que los monopolios
afectan el mercado. Sus efectos sobre la movilidad laboral, sobre el empleo y
sobre el emprendimiento pueden también ser dramáticos.
Los
gobiernos tienen varias alternativas para reaccionar cuando se presentan
poderes dominantes y monopolios: 1. Tratar de hacer que estas industrias sean
competitivas y no abusen de su poder, obligándolas a que se separen en
diferentes unidades de negocio, no permitiendo fusiones o alianzas que
perjudiquen a los consumidores, multando o inclusive llevando a la cárcel a sus
ejecutivos cuando su actuación se aleja del proceder de una industria
competitiva. 2. Regular el comportamiento de los jugadores, controlando los
precios o la rentabilidad. 3. Volviendo los monopolios privados, empresas
publicas, y 4. Hacer nada y dejar que estos afecten el bien común.
La
primera alternativa de acción de los gobiernos es la más simple y obvia. Sin
embargo, en muchos de nuestros países es increíble como día tras día observamos
desviaciones de la competencia en todas nuestras industrias sin que pase nada. Hay
cantidades de fusiones que aumentan el poder dominante o incluso dejan
participantes con posiciones casi monopólicas que nadie seria capaz de
explicar. Es más fácil que las personas del gobierno que tienen que evitar
estos comportamientos sean cambiados, que estos objeten y eviten que estas
concentraciones de poder sucedan. Tampoco son buenos nuestros gobiernos a la hora
de multar o castigar las colusiones y otros comportamientos indebidos. No
conozco el primer caso en latino américa de un presidente o ejecutivo de una
compañía que haya pasado algunos años en la cárcel como consecuencia de una
negociación de precios o mercados con sus competidores. Ni que hablar de los
medios de comunicación, que cuestionan airadamente por los comportamientos de
poder dominante, para rápidamente olvidarlos pues en la mayoría de los casos se
trata de sus principales anunciantes.
Tirole,
construyó varios modelos basándose en las industrias de comunicaciones, electricidad
y el sector financiero para guiar a los gobiernos con herramientas que les
permitan regular el comportamiento de los jugadores en beneficio del bienestar
común. También estudió la captura regulatoria, que a mi juicio es uno de los
principales problemas de nuestros países. Este tipo de corrupción de cuello
blanco, ampliamente aceptado en nuestros países, en la cual las industrias o
grupos de interés son exitosos en lograr que las regulaciones y su cumplimiento
beneficies el desarrollo de sus negocios.
Que
bueno sería que varios de nuestros gobernantes pudieran asistir al Tolouse
School of Economics para tomar unas clases con Tirole. Cuanto necesitamos que
nuestras entidades de regulación y control sean independientes y faciliten el
desarrollo del emprendimiento y la innovación en lugar de favorecer a los
grandes jugadores que dominan las industrias tradicionales. Excelente sería que
castigaran implacablemente los comportamientos anticompetitivos y que evitaran
las fusiones y adquisiciones que concentran aun más esos poderes dominantes y
que regularan los precios o las rentabilidades de aquellos monopolios naturales
siguiendo las enseñanzas y modelos de este gran Nobel de economía.
Cómo podríamos a la luz del estudio de Tirole, analizar algunas practicas comunes en empresas de servicios basadas en conocimiento, donde los clientes dan alguna prelación a la contratación de grandes multinacionales a sabiendas que estas contratarán a los especialistas de las pequeñas empresas locales, pudiendo llegar a desestabilizarlas, o que estas grandes multinacionales para prestar el servicio subcontratarán a las pequeñas empresas locales?
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