La importancia de la creación destructiva para nuestras economías y
empresas
Por:
Fernando Cárdenas E.
A
pesar de ser uno de los conceptos económicos mas antiguos y la esencia del
emprendimiento y de la innovación, “La creación destructiva” sigue siendo ajena
a las prioridades de los creadores de política en nuestros mercados y a las
agendas estratégicas de quienes dirigen nuestras organizaciones.
La respuesta
a la pregunta de por qué algunas compañías explotan oportunidades que otros
ignoran o que simplemente no pueden aprovechar para construir posiciones
competitivas, nos lleva inexorablemente a estudiar la esencia del
emprendimiento. Según el economista austriaco Joseph Schumpeter, el
emprendimiento es la habilidad de actuar para aprovechar las oportunidades
generadas por la innovación y por los nuevos descubrimientos.
Schumpeter
afirma que la innovación hace que los mercados evolucionen siguiendo un patrón
característico en el cual las empresas pasan por periodos relativamente
tranquilos cuando han desarrollado productos, servicios, tecnologías o
capacidades organizacionales superiores, que les permiten obtener retornos
positivos. Estos periodos de tranquilidad se ven abruptamente afectados por
“discontinuidades” que destruyen las fuentes existentes de ventaja competitiva
y las remplazan por nuevas. Los emprendedores que sepan explotar las
oportunidades que estas “discontinuidades” presentan, serán los llamados a
lograr extraer retornos económicos durante el siguiente periodo de
tranquilidad. Este proceso evolucionario es lo que Schumpeter llama “La
creación destructiva”.
En
otras palabras, la creación destructiva es el proceso continuo de generación de
cambios tecnológicos y en los modelos de negocio que hacen obsoletas las
competencias que han hecho a las compañías exitosas. Este antiguo pero poderoso
concepto descrito en 1942, desafortunadamente aun no es entendido, ni
practicado, por la mayoría de las personas encargadas de las políticas publicas
y de los direccionamientos estratégicos de los negocios.
Los
encargados de las políticas publicas en muchos de nuestros países aun prefieren
esquemas de protección a las industrias por encima del apoyo a los emprendimientos
en industrias disruptivas, y los administradores de las compañías siguen
direccionando sus estrategias hacia la protección de sus líneas y modelos de
negocios actuales en lugar de premiar aquellas iniciativas que los vuelven
obsoletos.
Para
ser exitosos en los procesos de creación destructiva los países deben evitar
proteger las industrias que están perdiendo ventajas competitivas a causa de
nuevas tecnologías y modelos de negocio disruptivos. Los dirigentes de las
industrias deben concentrarse en desarrollar capacidades por medio de
estrategias de emprendimiento corporativo para reinventar sus negocios antes de
que estos sean causa de disrupción por parte de terceros.
Desafortunadamente
en muchos de nuestros países eso no esta sucediendo. Los creadores de políticas
publicas aun protegen con subsidios industrias que han debido perecer hace muchos
años victimas de la creación destructiva. Los empresarios de industrias que
pierden competitividad luchan por medio de paros, lobbying y otros elementos de
presión para que sus industrias sean subsidiadas o protegidas en lugar de
dedicar sus esfuerzos a la construcción de nuevas competencias y a la
exploración de nuevas alternativas de negocio.
¿Que
tal que el gobierno americano se hubiera empeñado en proteger a Kodak de la
disrupción que causaba la fotografía digital? ¿Que hubiera pasado si las directivas
de Block Buster hubiesen realizado un paro para que el gobierno subsidiara su
ineficiente modelo de negocio ante la aparición de Netflix y hubiesen sido
exitosos en su empeño? Probablemente nosotros como consumidores no podríamos
disfrutar de las maravillas de la fotografía digital, ni tendríamos la
posibilidad de relajarnos viendo una película sin tener que salir de la casa
para alquilarla. Pero peor aun, muchos desarrollos tecnológicos e innovaciones
de modelo de negocio no hubieran tenido posibilidades de desarrollarse y muchas
empresas que los aprovechan, no existirían.
Schumpeter
desde hace ya casi un siglo concluía que las ventajas competitivas están
siempre en proceso de convertirse en obsoletas a medida que cambian las
tecnologías, los gustos de los consumidores y las condiciones del entorno. Por
lo tanto las compañías deberían estar siempre preocupadas por buscar la forma
de construir puentes entre las discontinuidades que genera la muy famosa y poco
entendida “creación destructiva”.
Bastante interesante el texto sobre CREACIÓN DESTRUCTIVA, y considero que valdría la pena promover alguna investigación que nos permita a ciencia cierta saber cuál es el nivel de CREACIÓN DESTRUCTIVA que se promueve en nuestros grandes grupos económicos, donde su crecimiento, en mi opinión, se está dando por diferencias COMPARATIVAS, relacionadas con crisis en otras geografías, más que por un proceso de innovación sistemático y juicioso que haga sostenible y perdurable el crecimiento y rentabilidad actuales.
ResponderEliminar