jueves, 10 de enero de 2019

EL CRECIMIENTO ECONÓMICO Y LA FELICIDAD

El Crecimiento Económico y la Felicidad 
Por: Fernando Cárdenas E.

En estos días de reflexión tuve la fortuna de leer un libro que ciertamente me puso a pensar sobre el papel de la teoría económica neoclásica y de los economistas en el mundo moderno. El Estudio Científico de la felicidad, escrito por Mariano Rojas, muestra como es posible estudiar un tema tan subjetivo como la felicidad con rigor académico y cuestionar los paradigmas económicos de desarrollo que definen el crecimiento y el ingreso per cápita como los objetivos máximos de las sociedades en que vivimos. ¿Será que el incremento del ingreso contribuye a la felicidad? ¿Cuáles son los factores que evidencian tener impacto sobre la felicidad? A continuación resumo los interesantes hallazgos del autor del libro.

Es paradójico ver que si bien las sociedades a través de la historia han estado siempre preocupadas por la felicidad y parecen entenderla como la finalidad de la existencia humana, los economistas y las personas encargadas de determinar las políticas publicas han concentrado sus esfuerzos en el crecimiento económico y en el aumento del ingreso. Ésto se debe en gran medida a las dificultades y controversias alrededor de cómo medir la felicidad. 

Los filósofos han estudiado la felicidad desde hace muchos años, Aristóteles por ejemplo sostiene que: “todos los hombres aspiran a la felicidad”, sin embargo, el estudio científico de la felicidad es reciente, apenas surge en las ultimas décadas del siglo 20. El eje central del estudio científico de la felicidad es la vivencia de las personas y por lo tanto lo apropiado es preguntarle a los individuos acerca de su situación. Éstos, son capaces de realizar una síntesis de sus vidas y responder si sus experiencias corresponden o no a una condición de bienestar. En general las personas consideran ser felices si tienen muchas experiencias de logro, gozo, placer y pocas de sufrimiento, fracaso o dolor. 

Parece simple, entonces ¿por qué los economistas no han logrado medir este concepto y conectarlo con la definición de las políticas publicas?

Los economistas han estado interesados en la felicidad desde hace muchos años. Robert Malthus a finales del siglo 18 hablaba de la importancia de investigar las causas que afectan la felicidad de las naciones. Jeremias Benthan en esa misma época, propuso una medición de la felicidad con el objetivo de guiar la política publica. Sin embargo, los economistas clásicos decidieron enfocarse en el estudio de la riqueza material de las sociedades, con base en el análisis de la producción y el consumo de bienes y servicios.  Esto los llevó a generar una serie de herramientas y a desarrollar modelos para tratar de explicar la producción, el ingreso y el crecimiento económico. Después, con la teoría de la utilidad ordinal, la economía abandona el estudio del bienestar y se concentra en las decisiones del consumidor y del productor. De forma implícita se asume que el bienestar está asociado a la capacidad de los agentes para consumir bienes y servicios y por lo tanto al ingreso. Las decisiones de política publica se basan entonces en indicadores como el ingreso per cápita y otros, que se asumen están estrechamente relacionados al bienestar de los individuos.   

¿Pero que tan importante es el ingreso para la felicidad?

Como el ingreso es la variable mas importante que persigue la política económica, es de esperar que éste tenga una relación muy estrecha con la felicidad. En términos estadísticos el coeficiente correspondiente al ingreso en una regresión que explica la felicidad debería ser positivo y estadísticamente significativo. La realidad es que sí es cierto que las personas de mayor ingreso tienden a manifestar mayor sensación de felicidad. Sin embargo, eso no significa que aumentos en el ingreso necesariamente traigan aumentos en la felicidad de las personas. Por ejemplo, en un estudio realizado en México, se observa que si bien las personas con mayores niveles de ingreso en promedio muestran mayor satisfacción de vida, multiplicar el ingreso de la familia por 19 apenas significa un incremento en la satisfacción de vida de menos del 10%. Los pocos estudios disponibles confirman la existencia de una relación positiva entre el ingreso y la felicidad. Sin embargo, esta relación no es lineal y va decreciendo a medida que aumenta el ingreso. Adicionalmente, los aumentos en el ingreso no aumentan sustancialmente la felicidad, ni el ingreso tiene un gran poder explicativo importante sobre la felicidad. Explica apenas entre un 1% y un 2% de la felicidad. Es decir que existen otros factores además del ingreso que afectan en forma importante la felicidad. 

En la década de los setenta, Richard Easterlin realizó los primeros estudios empíricos sobre el ingreso y la felicidad. Cuando Easterlin utilizó series de tiempo en lugar de cortes transversales descubrió que el ingreso no tenia impacto sobre la felicidad. Por el contrario hay explicaciones que muestran que es el ingreso relativo el que tiene importancia en la felicidad. Es decir, el ingreso absoluto de una persona no influye en su felicidad, sino su ingreso en relación con el grupo de personas con el que se compara. El papel del ingreso como señal de estatus social termina siendo más importante que la capacidad de comprar bienes y servicios con ese ingreso. 

Además del ingreso relativo hay otros factores que influyen de forma importante en la felicidad. Las personas son mucho más que consumidores. Los dominios de vida que muestran tener impacto sobre la felicidad son: El económico, el tiempo, el barrio o vecindario, la seguridad personal, el trabajo, la vida afectiva, la salud y la familia. Los dominios de mayor relevancia, por ejemplo en el caso de México son en su orden: la familia, el económico y la salud. Después vienen el trabajo, la vida afectiva, el tiempo y la seguridad personal. 

¿Cómo se mide la felicidad? 
En realidad después de muchas discusiones alrededor de si la felicidad debía ser definida por un experto o evaluada en términos de variables pre-definidas, el estudio científico de la felicidad opta por una metodología bastante lógica y es la de preguntar a las personas por su satisfacción en términos de los dominios de vida para que respondan en una escala que normalmente es de 0 a 10. El país mas feliz de latino América en términos de la satisfacción de vida es Costa Rica con una puntuación de 8.48 en una escala de 0 a 10. Le siguen México y Panamá con 7.76, luego Brasil con 7.53 y Colombia con 7.35. Los países menos felices son Perú con 5.98 y Bolivia con 6.27. Vale la pena anotar que por razones no descritas en el libro, Venezuela no aparece en el estudio. 


CONCLUSIONES:

A pesar de que la felicidad ha sido desde hace tiempo el objetivo primordial del ser humano y de que ha existido relativo consenso acerca la importancia de ésta como objetivo final de la política económica, los economistas han optado por perseguir el crecimiento económico y el aumento del ingreso per cápita. La realidad muestra que si bien las personas de mayor ingreso tienden a ser más felices, el ingreso absoluto no es importante al explicar la felicidad y más bien el ingreso relativo y otros factores definidos dentro de los llamados dominios de vida son los que tienen efectos importantes sobre la felicidad de las personas. Esto explica que países latino americanos como Costa Rica, en donde el ingreso per cápita dista del ingreso de países más desarrollados, tengan un nivel de satisfacción de vida mayor. Por lo tanto parecería que los esfuerzos de los economistas modernos deberían dirigirse a medir la felicidad y los dominios de vida de los ciudadanos e implementar políticas publicas que ayuden a mejorarlos. Los ciudadanos deberían apoyar a los políticos con mejores propuestas para mejorar la felicidad de todos y probablemente el ministerio de la felicidad debería ser mas importante que el de economía. O mejor aun, la economía debería enfocarse en mejorar el bienestar y no exclusivamente los ingresos de los habitantes de sus países y por supuesto, nosotros los individuos deberíamos preocuparnos mucho más por ser felices que por aumentar nuestros ingresos absolutos o relativos.     


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