lunes, 10 de febrero de 2020

LOS NIETOS DE KEYNES RESULTARON MARXISTAS

Los Nietos de Keynes resultaron Marxistas 
Por: Fernando Cárdenas E.

La semana pasada me encontré un interesante artículo en el MIT Technology Review analizando las predicciones del economista Británico John Maynard Keynes, considerado el padre de la macroeconomía.  

En un ensayo famoso escrito por Keynes a principio de los años 30s, el economista imaginaba el mundo en el que vivirían sus nietos 100 años después. ¿Que tan acertado estaba?  

Keynes creía que la automatización promovida por el sistema capitalista conduciría a lo que el llamaba “Desempleo tecnológico”. En su visión la tecnología y el progreso permitirían el desarrollo de la sociedad y la liberación del trabajo. Según Keynes la tecnología en el largo plazo haría que las personas no tuvieran que dedicar tanto tiempo a trabajar y mejoraría la calidad de vida de los ciudadanos. 

Si bien Keynes fue muy acertado en predecir la importancia de la tecnología en la acumulación de capital e inclusive pronosticó tasas de crecimiento del producto similares a las reales, las consecuencias de esto para sus nietos parecen estar lejos de lo que imaginó. En lugar de que el progreso nos acercara a una sociedad utópica en la que no fuera necesario dedicar tanto tiempo al trabajo, lo que hemos experimentado es un estancamiento de los salarios, la desaparición de los empleos menos calificados y una concentración de la riqueza.  

Tenemos que profundizar en el análisis para poder entender las causas de esta problemática y hacernos unas preguntas fundamentales alrededor de la economía, la tecnología y el progreso. 

Parte de la explicación podría estar en la visión fundamentalista de Friedman en la cual el mercado se encarga de absolutamente todo. La creencia era que mientras que los gobiernos se mantuvieran alejados de todo, la tecnología y su consecuente crecimiento económico generaría riqueza que se transmitiría hacia abajo por toda la economía hasta llegar a los mas pobres. Sin embargo, las cosas no parecen haber funcionado de esta manera. Inclusive la crisis del 2008 sorprendio a muchos economistas cuando descubrieron que los mercados no se auto regulaban de la forma que se creía. Es más, los gobiernos que no deberían intervenir tuvieron que salir al rescate de las firmas mas representativas de la economía de mercado. Fue entonces cuando los economistas desempolvaron sus libros de teoría Keynesiana y los gobiernos mediante estimulo publico a la demanda lograron salir de la recesión. 

Si bien Freidman parece no haber estado en lo cierto con los efectos del libre mercado, Keynes, a pesar de acertar en sus predicciones acerca del ciclo de la economía, de la importancia de la política fiscal y de los efectos del gasto publico en la recuperación de las economías, parece haberse equivocado en cómo la economía del consumo nos conduciría a un mundo mejor. Keynes pensaba que al final de la historia capitalista los dueños del capital harían lo correcto y que todos viviríamos en un mundo mejor.

La diferencia principal entre la economía de Friedman y la de Keynes es que para el primero el capitalismo es un objetivo en si mismo y para el segundo es un medio para alcanzar algo mejor. Un gran contradictor de estas visiones económicas es Marx. Su teoría es que los capitalistas ganan dinero por la labor de los trabajadores y se hacen cada vez mas ricos, mientras que los últimos se mantienen muy ocupados produciendo.
En esta teoría no funciona el efecto cascada de Friedman y según Marx: “La marea alta solamente eleva a los barcos grandes”. Su visión de la tecnología también es diferente. Según Marx la tecnología reduce la necesidad del trabajo y hace que los trabajadores se ocupen de otras cosas, pero trabajando más horas y mas duro para poder ser eficientes. En lugar de mejorar el bien común, Marx pronosticaba un aumento de la desigualdad. 

Según el MIT Technology Review y para sorpresa de muchos, los datos parecen estar más cercanos a darle la razón a Marx. Especialmente cuando la realidad se compara con la sociedad utópica de Keynes o con las creencias de Freidman de que una mayor riqueza en las clases privilegiadas se convierte en bienestar para todos. 

Pero eso no es todo. Las nuevas generaciones según la revista tienen mayor afinidad por el socialismo. En Estados Unidos la sociedad bandera del capitalismo, el apoyo al capitalismo por parte de personas menores a los 30 años pasó de 39% a 30% entre 2015 y 2018. 14 puntos porcentuales menos que el promedio americano y 26 puntos por debajo de los ciudadanos americanos de mayor edad. Los jóvenes parecen pensar que el capitalismo ha utilizado los recursos naturales y explotado las personas en lugar de haber ayudado a construir una sociedad mejor. Los nietos de Keynes parece que se volvieron Marxistas.    


CONCLUSIONES

Si bien personalmente creo que el capitalismo es el mejor modelo y no estoy de acuerdo con que éste debe ineludiblemente conducir a la desigualdad como lo pronostica Marx, sí creo que la reflexión a la que invita este articulo, es importante. Cómo todo en la vida, la respuesta está en el adecuado balance. Keynes parecería estar en lo cierto al pensar que después de 100 años el modelo capitalista alcanzará una generación que lo elimine. Por lo menos en su forma mas ortodoxa. A cierto nivel de desarrollo tecnológico y de acumulación de capital parecería que el capitalismo tradicional no está en coincidencia con el beneficio común de la sociedad del futuro. Tampoco parece ser cierto, que las fuerzas del mercado por si solas, aseguren que los beneficios se irrigan a todos en la economía. Pero esto no significa en mi opinión, que las sociedades vivan mejor sin crecimiento económico, sin inversión y sin la sana competencia de los talentos y los esfuerzos. Por eso considero que estamos en el momento adecuado para pensar como podemos hacer que los nietos de Keynes no sean ni Marxistas, ni Keynesianos, ni discípulos de Freidman. Para eso es necesario poner en práctica unas políticas económicas equilibradas. Apoyar el desarrollo económico basado en la construcción de capacidades para la pequeña y mediana empresa, con énfasis en la educación y en el acceso a financiación. Unas políticas basadas en la economía de mercado, pero con alto contenido social, con igualdad de oportunidades en donde los nietos de Keynes arranquen la carrera desde el mismo lugar, pero en la que gane el que mejor se prepare y el que más se esfuerce.